Las islas canarias tienen un origen volcánico y cada cierto tiempo se producen eventos que recuerdan que estas islas no estan muertas geológicamente hablando sino que siguen vivitas y coleando. Esta vez le ha tocado al hierro.
Todo comienza el 17 de julio. A partir de este día se empiezan a registrar pequeños sismos. Primero decenas, depués centenares y por último millares hasta alcanzar los más de 5000 terremotos contabilizados que llevamos desde que comenzó la actividad el 17 de julio.
La mayor parte de la actividad al principio se centró al norte de la isla, cerca del municipio de Frontera que se encuentra en un gran valle provocado por un deslizamiento gigantesco de tierra que sucedió hace millones de años. La cantidad de los sismos y su intensidad seguía en aumento. Los GPS instalados estrategicamente en la isla detectan deformaciones del terreno, como si este se estuviese inchando de lava en su interior. Se produce una acumulación de energía progresiva.
La medida de la energía acumulada es continua es decir la medida nunca decrece. Cada terremoto va añadindo un poquito en relación a su energía liberada. Cuando la gráfica permanece horizontal es que no se esta produciendo actividad sísmica. Cuando la pendinte es pequeña es debido a que hay pocos terremotos o muchos pero de muy poca intensidad. Por último cuando la pendiente es pronunciada es debido a la existencia de muchos terremotos o de pocos pero muy fuertes. Esto es debido a que la escala Richter es logarítmica, es decir los terremotos de menos de 2 grados no repercuten apenas en el aumento de energía pero los terremos de 3,5 4 o más grados aumentan muchísimo la medida de la energía acumulada.
A principios de octubre la mayoría de los terremotos se localizan al sur de la isla, cerca de la zona de la Restinga. Los sismos crecen en intensidad. El 9 de octubre se produce un terremoto de 4,3 grados (10km de profundidad), el mayor registrado desde que se inició la actividad allá por el 17 de julio. Este terremoto resulta ser el responsable de la apertura de una boca eruptiva al sur de la restinga. Horas después a este sismo los terremotos bajan mucho su frecuencia e intensidad, en cambio el tremor aumenta (el tremor es básicamente el ruido que hace el magma al moverse bajo la supericie). A continuación se muestra una gráfica del tremor registrado el 31 de octubre de 11 a 12 de la mañana. Los picos que se aprecian corresponden o a explosiones o a sismos.
Entre el 11 y el 12 de octubre se detectan en el mar manchas verdes, intenso olor a azufre, piroclastos humeantes en la superficie de algunas zonas de la mancha verde y peces muertos en las inmediaciones de la zona eruptiva.
El 15 de octubre surge en la superficie un burbujeo. En dicha zona la mancha verde se torna de un tono más marrón/negruzco. el 17 de octubre el burbujeo va a más siendo muy visible en la superficie pero el 18 el burbujeo cesa repentinamente, el tremor deciende notablemente y la frecuencia y la intensidad de sismos también decrece. Se postuló que la boca del volcán podría haberse taponado por un derrumbe del propio cono volcánico pero para nada se piensa que el proceso eruptivo se ha parado. El 23 de octubre llega a la zona el buque oceanográfico Ramón Margalef. A partir del 25-26 de octubre la actividad se vuelve a recrudecer aumentando la frecuencia y sobre todo la intensidad de los sismos. La mayor parte de la actividad se localiza en el norte de la isla bajo el municipio de frontera y a profundidades mayores que antes (a una media de 20 km). El burbujeo vuelve a ser visible en la restinga. el 30 de octubre se vuelve a producir dos fuertes terremotos de 3,9 grados cada uno.
Las conclusiones que el Buque Ramón Margalef ha sacado en claro de la situación es que el nuevo volcán se encuentra a una profundidad de 300 metros sobre la superficie pero la altura de su cono volcánico es de 100 metros por lo que queda tn solo a 200 metros de profundida. La lava fluye lentamente y parece que el proceso vulcanológico podría prolongarse en el tiempo
En esta imagen se puede apreciar perfectamente el nacimiento del volcán. Comparando las imágenes del 2009 y 2011 se aprecia claramente el crecimiento de un cono que tiene una altura de 100 metros y una lengua de lava que fluye por el fondo oceánico.